Va levanta de ahí una vez más, no es la primera vez, ya lo has hecho antes. Arriba, de pie. Sonríe. Saca del armario tu camiseta favorita y los pantalones que más te favorezcan, coge esas converse que tanto amas o esos tacones que tanto te han hecho bailar noche tras noche y ahora.. mírate al espejo. ¿Qué ves? Una nueva versión de ti misma. Corre. Salta. Sal a la calle y grítale al mundo que te acabas de levantar, que no has dejado que los problemas, la tristeza y las pérdidas te ganen, te destrocen y te superen. Grítalo en voz alta, más fuerte. Eres fuerte, ya no eres ésa frágil que se quedaba delante del ordenador poniendo repetidamente la misma canción una y otra vez, esa canción que tantos recuerdos perdidos te traen o bien escuchar música que no te aportará nada aparte de ralladas. Ésa es la antigua versión de ti misma, aquella con la que te creías cómoda y pensabas que te conocías con claridad. Demuestra que no. Ahora sabes que puedes ser diferente, que puedes llegar a ser una pequeña valiente con cabeza (o sin cabeza) que sabe afrontar los problemas con la frente bien alta, los vives, los lamentas, los asimilas y sigues adelante. Porque la vida como todo el mundo sabe es una ruleta que gira y gira sin parar, nadie puede detenerla, nadie puede detener el tiempo. Podemos inmortalizar momentos mediante fotos, vídeos, cartas, mensajes o recuerdos, pero no es algo que puedas detener y vivir una y otra vez.
Podrás hacer fotocopias de esas mismas o vivir situaciones parecidas, pero ninguna como ésa. Porque ésa fue mágica.
Me da igual lo que diga o piense la gente, da igual, soy feliz y con más fuerza que nunca estoy dispuesta a comerme el mundo, dispuesta a ser yo misma. Ahora me he dado cuenta que solía esperar a que llegase lo mejor, pero que yo siempre estaba pensando en lo peor, pero ahora, ya está, se acabó. Fin. No espero nada, simplemente vivo y siento, sin más. Vivo esperando felicidad y tristeza, decepción y victoria.
Hoy empieza la segunda versión de mi misma. Hoy empiezo de cero y a ser yo.